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“¿En tus sueños? ¿Estando despierto?”, me preguntó el doctor Bruce Willis. “Andando como personas normales”, le contesté. “No se ven unos a otros, sólo ven lo que quieren ver. Todos los días. Están en todas partes”. Por más que se lo cuento, él sigue diciendo que sufro de esquizofrenia, pero yo, en ocasiones, veo trolls. Son los que están ahí, dentro y fuera del pájaro azul, y en todas y cada una de las cosas que este año hemos vivido juntos.
Y cómo no iba yo a sospechar, si a principios de este 2012
un capitán se cayó sin querer a una lancha desde un crucero. Hostitú, fue
lahm-en-tabla. Y ahí fue cuando
empezó a sonar Michel para sustituirle. Pero nosotros seguíamos ajenos al
fenómeno. Mientras @Grabieh nos deleitaba con sus #Twitterosenpaint y @Silvi_ta nos traía cada mañana sus santos y sus historias román(t)icas, nuestros
días eran amenizados por la Superbowl, matando a Fidel Castro y por la banda sonora del Antonio de
Mendoza (oza oza).
@dokieh no solo hizo de Carlos Sobera en su #twitterquiz sino
que no hablaba de los árbitros. “¡Po compra!”, le dijeron algunos. "Io non
parlo spagnolo, menudo spoiler!"
contestó él. Y Fraga, que no Fraggle, hizo abrir a @VeroFreire una botella de
champán. Unos encontraban amor y trabajo, y otros lo perdían. El turno de noche
aún no era mainstream. Una vida, la nuestra, muy normal.
Mis sospechas comenzaron a ser mayores cuando empecé a ver
trolls en la monarquía. Un rey, un elefante, una escopeta, un nieto, treinta
caídas, un yerno mangante… Todo era como un piedra-papel-tijeras-lagarto-Spock
de la realeza.
Pero en nuestra verdadera aristocracia, la del sentipensado
fútbol, aquello era un trolleo continuo. Si ya no era suficiente el famoso
“robar, robar, solo robar” y ver a Khedira marcando y al misterchip celebrando tal y como nos descubrió @debejota, aparecieron Fernando Trollres
y Sergio Ramos para el máximum epic trolling del año. Y para poner la guinda al
pavo, llega Pep y dice que se va. Las anacondas de @jon1979 estaban más que
justificadas.
Aquí nadie se salvaba: ni Floper negándose a ceder el
Bernabéu para la final de la Copa del Rey, ni la fuerza de la gravedad que
tiene Lotina, ni el Chelsea owneado la Chempions. ¡Si hasta hay una liga troll!
Podía verlos por todas partes, hasta en un tuitmercato.
Mandábamos a Ibra al United y a Llorente to Arsenal. Risiones por doquier. La Liga fue ganada con 100 puntos y 8.5 en sangre de
Iker, y el Tigre metió un zarpazo en la UEFA. Y mira si somos grandes, que hasta hicimos
nuestra propia pretemporada de la Eurocopa, ayudados por el gran Iñaki Bea y su #despedidadetirol, por
los guiñoles franceses, por el de las 35 matrículas y, desde mucho más arriba,
por Nacho.
Yo seguía viendo a estos seres, pero a veces nos hacían
sentir bien. Porque qué felices fuimos con nuestra Eurocopa, con la sobriedad
de Xabi e Iniesta, con lo escueto de Petón y los agradecimientos a Sara. Con
Balotelli y Ramos troleando al personal cual PIGS metiéndose en semifinales.
En chándal nos fuimos a las Olimpiadas de Londres. Primera
vez, para casi todos, que comentábamos unos juegos olímpicos. Tanto nos
gustaron, que hasta nuestros ministros tienen récords.
Normal que con tanto
esfuerzo y calor, alguno se duchara tanto y las pinturas se
desfiguraran. De haberse acabado el mundo, nos habríamos ido muy
satisfechos con nuestro verano. ¡Hasta con carritos de la compra para todos!
¡Óle óle óle!
Parecía que toda esta enfermedad trollista se desvanecía,
hasta que llegó septiembre. Oh, septiembre. No sois conscientes de cuánto
sufrimos en septiembre. No los visteis, pero estuvieron ahí. Porque no habíamos aún aceptado que un turco
se había tirado a su pato cuando llega Esperanza y dimite. Y para olvidarlo
vino un tío a decirnos que está in a relationship with
his car; otro, con su aspiradora… y hasta le vimos el toto a la mujer de
Sánchez Dragó.
Aquello era retopísimo. Llena de Curiosity, me dispuse a
llamar a las autoridades. “Que se jodan, leña y punto”, me dijeron. Ni diciendo
que era compañera, coño. Pedí un RT para darme a conocer, y nada. Más triste que Cristiano, opté por llamar al
678788887. No me ofrecieron ayuda pero sí salami. Necesitaba una ayuda
espiritual que conseguí gracias a un trasplante de alma de Mariló Montero.
Gracias a ella recuperé la fe y vi cómo todos ayudaban a salvar al Oviedo y
apoyaban a Félix.
Ay, qué poco me duró la alegría. Porque el final de 2012 ha
sido de esquizofrenia total, Doctor Bruce. Que yo no hago más que ver gente que
me saluda preguntándome qué hago, y por Dios bendito, que @ifilosofia nos dijo que “tu madre a cuatro patas”.
Entre mourinhismos desatados y titismos preocupados, nos hemos pasado el día hablando de récords de goles. ¿Cuántos trolls más me quedaban por ver, si me
encontraba por la calle a Chitalu, a Manolete y Pipi creyendo que Mou se iba, y
a la FIFA sin homologar? Surrealista cual Pepe bailando el
Gangnam Style con Ballesteros y cual España heavy con David Bisbal. Sólo me falta ver una cuenta trollsphera.
Yo no puedo explicar el súmmum de este fenómeno. Pero puedo decir con satisfacción que viví
para ver cómo una lista de teléfonos trolleaba a todos los famosos del país sin
discrepción ninguna. Un fenómeno que
llegó a videntes, programas, Ronceros, Iborras, Moratas y hojas de denuncias. Y
todo porque José Manuel no cagaba la poca, o no cerraba la boca. No sé, fue tan
extenso que mejor que @dokieh os lo explique. Si algo nos dejó todo esto quizá sea los dos mejores tweets de la historia reciente.
Allá donde estén Whitney, Miki Roqué, Pitina, Preciado,
Galiardo, Sancho y Larrañaga (que nos han dejado sin dandis, hoygan); Chavela,
las chicas del Madrid Arena, Mingote, Cabedo, Carrillo, Miliki o Tony LeBlanc… deben
estar riéndose bastante al ver todo esto.
Seguiremos luchando no más, doctolsito Willis. Porque, para
qué engañarnos, estos seres son lo mejor que ha dado el internés en años. Sólo
me quedaba alertaros si vais esta noche al baño. Puedo estar en ropa interior
con una pistola esperando que el 2013 sea tan tuiteramente maravilloso como
este. Porque 2012, sin duda...
No habrá versión cinematográfica, así que a leer el tocho
entero, @imtokky.